jueves, 3 de abril de 2014

Mirar para otro lado

Pensar es más interesante que saber, pero menos interesante que mirar" Goethe

Palabras clave: violencia de género, intervención psicosocial, penas alternativas.


En numerosas ocasiones el profesional de la psicología, se sitúa sin pretenderlo en el ojo del huracán, viéndose a merced de la opinión pública que a menudo, desconoce el origen y finalidad de nuestra intervención.
Así como ya nadie duda de que una de las premisas del ejercicio legal, es que todo acusado tiene derecho a una defensa y que además, no basta únicamente con ser representado, sino que la ética y la deontología requieren de eficacia y competencia; a veces sí me he encontrado en la versión terapéutica, con cierto recelo por parte de algunas personas, que abiertamente cuestionan la finalidad de nuestra intervención con determinados colectivos, en gran medida, debido al rechazo social que éstos producen.
Me refiero  sin duda, a los casos en los que intervenimos con personas que han sido imputadas por delitos contra la libertad e indemnidad sexual o por violencia de género.
Cuando hace tiempo comencé mi voluntariado en prisiones, me di cuenta del gran desconocimiento que existe del ámbito penitenciario fuera de los muros que rodean una prisión;  de igual modo, la sensación es recíproca en la dirección proporcionalmente contraria, ya que los meses y los años pasan a través de escasos y contados contactos (en persona) con el exterior.
Como psicóloga siempre me ha preocupado el tiempo inmediatamente posterior al cumplimiento de la pena, ese primer contacto con la realidad, a veces abrumador, tras una experiencia en un medio tan duro como una prisión y que a veces, lejos de reinsertar y reeducar (de ahí que se sustenten en nuestro Código Penal las penas privativas de libertad), fomenta la especialización en el delito o como señala la psicóloga penitenciaria María Yela (1998) “…la contaminación criminal…”.
Por todo ello, sabemos que a pesar de las habilidades sociales y condicionantes personales (enfermedad, lazos familiares, recursos…),  la cárcel inevitablemente pasa por el preso, y los efectos físicos, psicológicos, sociales y emocionales, a menudo conllevan una lacra dura y espesa en contra de la normalización de sus conductas, pensamientos y motivaciones una vez puesto en libertad.
De ahí que para mi cobren especial importancia las penas alternativas, asociadas a terapias en las que buscar una verdadera opción, eficaz para una sociedad que anhela vivir libre de delitos.
En esta ocasión, para conocer más de las dificultades añadidas a estas intervenciones, me he acercado a conocer “in situ” el trabajo que realiza una de las entidades más prestigiosas en este campo y que cuenta con el respaldo y colaboración fundamental de Instituciones Penitenciarias.
Con Un Pie Fuera (CUPIF), desarrolla en los Centros de Inserción Social (CIS) un programa de intervención al que acuden penados por violencia de género bajo medidas alternativas, en coordinación con el Servicio de Gestión de Penas y Medidas Alternativas de Instituciones Penitenciarias.
El lema que abandera CUFIF, es para aquellos que trabajamos en el ámbito social, una clave fundamental, una vía prioritaria a la esperanza, que junto a la prevención, la educación y la participación social en la denuncia, se configuran como esenciales a la hora de salvar vidas, así como la labor de reconocer y apoyar a las víctimas y personas a su cargo, evitando situaciones de desprotección y vulnerabilidad.

“Seguridad ciudadana, interviniendo con los agresores”



He tenido la oportunidad de compartir con los profesionales y los penados de uno de los programas, una sesión de terapia.
En esta sesión me he encontrado a todo un equipo multidisciplinar, de profesionales que provienen de ámbitos distintos como la integración social, psicología, derecho y el trabajo social, que plantean cada semana una sesión de dos horas de duración, en la que trabajar las emociones, el pensamiento racional e irracional, así como el compromiso con las conductas y actitudes en la vida cotidiana; de igual modo los participantes que se mantienen activos y motivados durante este tiempo, formulando preguntas, ofreciendo sus experiencias vivenciales al grupo, también tienen que realizar en su día a día, tareas que conllevan la reflexión y la práctica de lo trabajado en el seno del programa.
De igual modo, encuentro muy interesante, que los profesionales, totalmente entregados a los participantes, ofrecen una argumentación teórica de su línea de trabajo, que apoya la adquisición de nuevas perspectivas, la ruptura de prejuicios y el desmantelamiento de mitos culturales y sociales.
Así este acompañamiento terapéutico, muy valorado por los participantes, facilita que abiertamente se expongan dudas, respecto al modo de elaborar sentimientos; así se puede observar una evolución clara en cuanto a las concepciones, introyectos, habilidades y capacidades que influyen directamente en el modo de relacionarse y tomar conciencia de la persona, antes y después de su paso por el programa. Supone pues la labor realizada por CUPIF, una herramienta importante y necesaria en la erradicación de la violencia y de las respuestas agresivas.
Todos aquellos profesionales que queráis contactar con CUPIF, podéis hacerlo  a través de su Web: http://www.cupif.org/
Además, en portales como YouTube podéis encontrar vídeos sobre su trabajo y experiencias.
No puedo terminar este post sin agradecer a los profesionales voluntarios de CUPIF que me integrasen en las técnicas y dinámicas que desarrollaron en la sesión a la que asistí, así como a los participantes que acudieron ese día a la terapia, que me permitieron compartir con ellos parte de su trabajo personal, así como su testimonio e historia. De igual modo todo mi reconocimiento profesional y cariño personal al alma de CUPIF, la psicóloga y presidenta de la entidad Susana Victoria Díaz Huamán, por ser siempre un libro abierto, por no cejar en el empeño de conseguir mayores espacios de trabajo que redunden en el bienestar de todos, así como por mostrarse colaboradora y activa allí dónde la requieran (universidades, medios de comunicación, escuelas...).



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